En estos días hemos presenciado un capítulo más de la longeva serie nacional «Dicotomías Absurdas y Funcionales», protagonizada por casi todos nosotros y producida por los mismos realizadores de «CFK vs. El Campo», «Ley de Medios K: La Mordaza Asesina» y «El Juego del Miedo: Inseguridad Mortal».
Este episodio (Keep on Suckin Motha Fucka!) ha presentado una nueva polémica innecesaria: «Lo banco al Diego» vs «Es un drogón impresentable».
En general – y que nadie se ofenda, eh? – el mediopelo argentino está en contra de Maradona, del exabrupto en particular y de los malos modos en general, de lo mal que nos hace quedar ante las visitas; a favor del Toti Pasman, tan joven y pulcro él, y del pobre periodismo tilingo que arma revuelo por cualquier idiotez.

Y vos, chabón, ¿de qué lado estás?
Porque es cuestión de lados, indudablemente. Y que sólo sean dos, eh? Si cuestionás al periodismo deportivo por alcahuete y chimentero, estás a favor del Diego. Y te lo preguntan con la vena del cuello sassí de hinchada y lo jojo salido pa’fuera. Todo un cuadro, vea... Y uno, que no tiene ganas de batallar por causas de cartón pintado y está empezando a cansarse de esta polarización artificial impuesta por los vendedores de viento, se ve zarandeado de aquí por allá sin el menor respeto, cuestionado por gentes que raramente han tenido una idea original en su vida, y señalado con desdén por los mismos que se atiborran a diario con enormes dosis de TN, Indiscreciones y «La Kermesse de los Sábados». No es justo.

Aullando entre relámpagos
La mejor reflexión que he leído sobre este fenomenoide ha sido esta entrada, y por mi parte quisiera añadir el audio de un programa de Dolina que se emitió hace unas noches, y que trata sobre este manoseado tema de tomar partido.

Por si no se puede apreciar esto último, permítaseme incluir la transcripción del audio.

«Una oyente me dice: ‘Estimado Dolina, ¿ya no defiende más a Maradona? ¿O acaso ya no hay ningún Sargento Cruz? Vea: Ud. ayudó a alimentar al monstruo que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial. Cordialmente. Ingrid Hammer'»

«Mi respuesta es SÍ. Yo he resuelto -después de un extravío- bancar a Maradona en esto. ¿Sabe por qué? Por personas como usted. La indignación burguesa que sucedió al exabrupto de Maradona fue totalmente patética y asqueante. Un mundo totalmente hipócrita, el mundo de la radio, donde se escucha eso mismo que Diego dijo bajo emoción violenta, pero libreteado (y en la televisión ni hablemos), ese mundo se indignó. Esos tipos se indignaron. Y esa indignación burguesa me hace ponerme inmediatamente en la vereda de enfrente.
«Y lo que un tipo dijo, obnubilado por el momento, por la emoción, por su propia historia, y por su propia condición, después fue repetido ad nauseam por todos los noticieros, con subrayados, subtitulados, duplicaciones, ampliaciones y circulación por Internet, por tipos que no estaban ni obnubilados, ni en estado de emoción violenta, ni perturbados por ninguna cosa, sino que lo planearon diecinueve mil veces. Esos tipos ahora se ponen en la superioridad moral de preguntarme a mí si lo defiendo a Maradona. Bueno, sí, lo defiendo. Si es contra ustedes, lo defiendo. Lo defiendo totalmente.
«Y eso de ‘que tan bien nos hace quedar ante la prensa mundial’… ¡Cipayos provincianos que quieren quedar bien con sus supuestos amos europeos! ¡Yo no tengo ningún interés en quedar bien ante la prensa mundial! ¡No es ésa nuestra obligación! ¿Qué tenemos que quedar bien ante nadie? ¿Ante quiénes? ¿Ante gobiernos que aniquilan a sus enemigos? ¿Ante quién tenemos que quedar bien? ¿Dónde esta la Fiscalía del Universo? ¿Dónde está la reserva moral de la Humanidad? ¿En Estados Unidos? ¿En Europa? ¡Déjeme que me muera de risa, Ingrid Hammer!
«Y otra cosa: muchas veces, pero muchas, en los medios se dicen cosas muy interesantes. Yo he escuchado casi revelaciones, a veces, dichas por tipos a los que yo admiro mucho. A veces son intelectuales, como, no sé, el finado Casullo, o Dubati, o José Pablo Feinmann, tipos que realmente tienen un pensamiento interesante. Otras veces son artistas, o incluso locutores, del calibre de Larrea, o de Carrizo, tipos que por ahí dicen cosas que te hacen decir «pero mirá que bien pensó éste». Bueno, a esos NUNCA, nunca los vi duplicados en los noticieros, con subtitulados y subrayados. No los vi nunca porque a esta gente no le interesa el pensamiento ni la inteligencia, le interesa la BASURA. Y entonces Maradona dice esto y ellos lo repiten ciento diez mil veces. Eso es un asco.
«Así que ¿a qué jugamos? ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de indignarse, de enojarse y de sorprenderse? Lo dice un Senador de la Nación, y es un piola. Lo dice Maradona, y aparece todo el racismo, todo el desprecio por los pobres, aparecen los de siempre, los muchachos de siempre, a indignarse: ¡oh, la cultura! ¡Nuestro embajador! ¿Qué embajador? Es Diego Maradona, viejo. Los que tienen que ser cultos son ustedes, no él. Él tiene que dirigir la Selección de Fútbol, y si lo eligieron a él, bueno, es ése, y no Pancho Ibáñez.
«Así que sí, lo defiendo a Maradona. Ante usted lo voy a defender siempre».

Entonces, si de tomar partido se trata (aunque uno no haya tenido tiempo de interiorizarse sobre el particular), será cuestión de emplear un viejo axioma, que dice así: Jamás me sentaría a tu mesa. Ej.: Si Fulano defiende a Mengano, entonces me cruzo de vereda junto a Zutano, porque con Fulano jamás me sentaría a comer.
Reconozco que como método es un poco arriesgado, porque se basa en juegos de alianzas temporales. ¿Y qué hago yo si mañana Zutano se manda una trastada?
Peor aún, ¿soy lo suficientemente digno como para juzgar a Fulano, Mengano y Zutano?

El aullido de los perros apaleados
Esto es un punto interesante. Un tipo se ofende con otro por sus dichos (la forma vs. el fondo), pero resulta que el ofendido le debe guita a sus empleados, o está colgado del cable, o se queda con algún vuelto, o levanta quiniela. ¿Tiene este cristiano entidad moral como para opinar (juzgar, más bien) a su prójimo?
Según los Hechos de los Apóstoles (19: 13-16), algunos exorcistas ambulantes judíos, hicieron la prueba de pronunciar el nombre del Señor Jesús sobre los poseídos por los malos espíritus, diciendo: «Yo los conjuro por el nombre de Jesús, aquél que anuncia Pablo». Un cierto Sevas, Sumo Sacerdote judío, tenía siete hijos que practicaban estos exorcismos. El espíritu malo les respondió: «Yo conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero ustedes, ¿quiénes son?». Y el hombre poseído por el espíritu malo, abalanzándose sobre los exorcistas, los dominó a todos y los maltrató de tal manera que debieron escaparse de esa casa desnudos y cubiertos de heridas.

Hermanos: creo que debemos imitar la actitud insecticida de ese espíritu rebelde: ¿y a vos quién te conoce, piscuí? Y, acto seguido, reducir al polemista improvisado a un informe amasijo sanguinolento. Y se terminó la discusión.

Creo que es el mejor argumento.