Antes de entrar en tema, una pequeña digresión cronológica, pequeñas pistas:
1987: Clive Barker estrena «Hellraiser», película que explora el sadomasoquismo, la relación entre el dolor y el placer, y la moralidad de personajes sometidos al temor y a la tentación.
1988: Luis A. Spinetta edita «Tester de Violencia», una obra en donde, influido por Foucault, se insiste en la temática del alma como prisión del cuerpo, la represión y el castigo.
1995: David Fincher estrena «Se7en», un thriller psicológico en donde se persigue a un asesino en serie, literalmente a través de los cuerpos-mensajes que va dejando atrás.
1995: David Bowie edita «Outside», un oscuro ejercicio sobre el homicidio como hecho artístico. Bowie sospecha que la subcultura de las modificaciones corporales (tatuajes, escarificaciones, piercing, branding, automutilaciones, etc) son una especie de reemplazo del ritual cristiano. El primer corte de difusión, «The Heart’s Filthy Lesson» (La Inmunda Lección del Corazón) se incluye en la banda de sonido de Se7en.
http://www.youtube.com/v/BLbxeY5y_xU&rel=1
Posiblemente sean datos inconexos, pero podrían servir como evidencias de esta «moda» que se inflitra en todos lados con su patético mensaje: el ser humano es mera carne.
Cualquier desfile de chicas es una exhibición de carne que luego, representante/proxeneta mediante, será consumida por gente acostumbrada al sabor de la carne joven, fresca. En este caso, la mujer -y también el hombre, aunque en menor grado- no son personas, sino solamente partes corporales, juguetes para nuestras culposas fantasías. Pero las hay peores…
Películas como Hostel o la saga de Saw (El Juego del Miedo) muestran con todo lujo de detalles escenas de tortura y mutilaciones. El periodista David Edelstein bautizó a este subgénero «torture-porn». Las multitudes corren a verlas a los cines, creyendo ver pelis de terror. Y lo son, pero en el peor sentido.
Vivo en Argentina. La tortura de un ser humano no me parece un espectáculo. 1976 no pasó hace tanto.
Si esto se limitara al cine, uno podría decirse: «no pienso ir a ver esa atrocidad.» Pero hay escenas en series como 24 o The Shield donde se muestran actos de crueldad innecesarios: en una aviso de ésta última, se mostraba como inmovilizaban a un tipo calzándole un neumático, luego lo rociaban con combustible y le prendían fuego. Y esto se me cuela en la pantalla sin que yo lo pida.
Los humanos aprendemos actuando por imitación. Dios no permita que, con estos macabros y oportunistas ejemplos, estemos haciendo escuela y formando la nueva camada de sádicos torturadores del futuro.
21 noviembre, 2007 at 10:08 AM
El 76 no pasó hace tanto, y si pasás 24 hs en alguna comisaría (mucho más si es un penal) verías que en realidad no «pasó» para muchos. La tortura como «enseñanza» viene de hace siglos, de hecho (en asociación libre, ya que mencionás a dios) La Biblia está repleta, sobre todo de tortura psicológica (tan jodida como la física), hay tanto de perverso en el juego Satanás-Dios usando a Job de peón, o en poner a alguien al borde del filicidio para «probarlo»… Pero yendo a lo actual, a esas escenas de crueldad innecesarias, si das una vuelta por los videogames que suelen jugar los chicos (desde muy chicos) te encontrás con que muchos (demasiados) de ellos se basan exclusivamente en la tortura y el asesinato, carecen hasta de hilo argumental, sólo se trata de mutilar y matar a todos los que puedas. Y ves que los chicos se ríen, se divierten. No significa que serán torturadores, pero sí que desde chicos pierden el rechazo necesario hacia el sufrimiento ajeno, que se convierte en algo «normal», ya que con eso juegan, eso ven a diario. Bueno, me extendí mucho, y da para mucho, pero no en un comentario. Excelente y jodido post. Besos.
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21 noviembre, 2007 at 1:07 PM
Grismar: coincido 100%, tampoco yo creo que los chicos sean incapaces de separar la ficción de lo real.Lo que me jode es la celebración de la tortura y la mutilación, la masificación -lenta, pero efectiva- de la despersonalización del cuerpo humano. Que sea «normal» y aceptado que una persona sea tratada como un cacho de carne.Y al ver una película de torturas, ¿con quién nos identificamos?El otro día estába viendo «El Efecto Mariposa», y se acercó mi hijo a ver qué tal era. Cayó justo en la escena en que el pendejito rubio mete un perrito en una bolsa y está por prenderle fuego. En su momento, mi hijo disfrutó como un loco con el Doom II, pero al ver esa escena me gritó: «¡No! ¡No puedo ver esto!. Y se fue.Puede ser que la crueldad esté es nuestros genes, y que el mundo esté lleno de ejemplos bien documentados. A mí no me sirve.Como bien decís, es un tema que da para mucho.Besos.
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21 noviembre, 2007 at 2:06 PM
Padre, desde que el mundo es mundo los niños tienen contacto con escenas violentas «ficticias».Podría recordar los cuentos de Andersen, en donde mas de un ogro le cómió un brazo a un chico, o la bruja malvada que alimentaban a Hansel y Gretel para comerselos de postre!Personas vuilentas hubo y habrá siempre, y no podemos echarle la culpa de ellos a una pelicula, o a un juego.Yo creo que el problema no son los juegos, o los cuentos, o las películas.Creo que hoy vivimos dos problemas que preocupan o que deberían preocupar a la sociedad en general.Por un lado la poca contencion que tienen muchos chicos y que pasan horas y horas solos.Y por otro lado, el exceso. Hay pibes que pasan horas sentados frente a juegos violentos sin saber que hay un mundo afuera, y sin poder relacionarse con otras personas, mas allá de una PC.Esas dos cosas combinadas, creo que son una bomba de tiempo.Pero depende principalmente de los padres poder revertir esa situacion!Saludos! Muy buen tema!!!
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21 noviembre, 2007 at 3:08 PM
Hola Stella! El tema se está volcando hacia el lado de los niños, y yo me refiero específicamente a adultos consumidores de violencia corporal.Tal vez me expresé mal, pero creo que estos productos son el equivalente a un manual para armar una bomba. Ni vos ni yo vamos a raptar gente para sacrificarla, pero creo que hay más de una cabecita cargada esperando la chispita que la haga detonar.¿Dónde ponemos el límite? Los medios, día a día, van tanteando el terreno, probando los límites, viendo hasta dónde pueden llegar antes que alguien peque el grito.No sé. Ya no entiendo más nada.Besos.
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22 noviembre, 2007 at 3:42 PM
Muy bueno el tema, y una opinión más si me permiten: los niños tendrán mayores dosis de anticuerpos si los padres funcionan de la misma manera.Pero hay niños acostumbrados a las cosas violentas de verdad (no en un juego). El hijo de ese imbecil que se baja en todas las esquinas a trompearse por cuestiones de trafico, el inadaptado que insulta a todo el mundo por cuestiones triviales, el que intenta llevarse el mundo por delante sin respetar a nadie (todos conocemos alguno con seguridad).Los retardados padres que se insultan y pelean delante de sus hijos…La primer «vacuna» contra la imbecilidad debemos administrarla nosotros con el ejemplo, jejejeje
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23 noviembre, 2007 at 1:36 PM
luigi: podés opinar cuando quieras; en el peor de los casos, no estaremos de acuerdo, y punto.Y sí, es nuestra responsabilidad dar buenos ejemplos a los chicos. Pero insisto: me preocupan más los grandes: los torturadores de nuestra última dictadura fueron entrenados por los torturadores franceses que actuaron en Argel. Como verás, los grandes también pueden aprender..!Un abrazo.
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24 noviembre, 2007 at 3:20 AM
No vi ninguna de esas películas ni series (veo muy poca TV) pero no hace mucho decía en mi blog que muchísima gente es perversamente morbosa y siendo así la industria del «entretenimiento», que busca vender más, no bajar línea ética, no puede dejar de lado semejante atracción. Si no tuvieran éxito no se harían más, la lógica capitalista funciona así.Por otro lado, en cuanto a los futuros torturadores, los adalides de la «mano dura» no dejan de sumar adeptos y recibir votos y eso, políticamente, es mucho más peligroso con respecto a la continuidad de la tortura como método que cualquier mensaje de Hollywood (supongo que acá vendría una reflexión sobre la incidencia de una cosa en la otra y de la otra en la una… y el huevo o la gallina).Mis saludos.
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26 noviembre, 2007 at 1:12 PM
1+: tenés razón, el paradigma de la mano dura como solución para cualquier problema me está persiguiendo por todos lados. Ante cualquier hecho que contraríe a alguien (desde ver a un borracho tirado en la vereda a tener que esperar 40 minutos un colectivo) aparece el pensamiento mágico: ¡acá tiene que venir la mano dura!, como si ellos fueran virtuosos, e inmunes a un futuro castigo.No ubico la referencia morbosa que decís. ¿Es el post sobre el texto de Ana María Shua?Saludos.
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27 noviembre, 2007 at 5:17 PM
Buenas, estoy de acuerdo con 1+ en que es mas peligroso el aumento de la simpatía por la mano dura que la ficción cinéfila, ya que un niño la mayoría de la veces sabe diferencia a esta última de la realidad. En cambio un chico que se cría escuchando a sus mayores decir que habría que matar a tal o cual por ladrón o drogadicto, corre el riesgo de crecer pensando que estos pensamientos son correctos.Las dictaduras, a pesar de parecernos tan obtusas, han hecho un trabajo fino y duradero, conozco pibes de 24 años que echan mano del «algo habrán hecho» como si hubiesen pensado un segundo en lo que dicen. Y esto en una ciudad en que el horror de la tortura y la desaparición practicamente se vió por televisión.
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27 noviembre, 2007 at 7:51 PM
Dada: a ver… Cómo explicarlo… En ningún momento hablé de niños.EN NINGÚN MOMENTO HABLÉ DE NIÑOS.EN NINGÚN MOMENTO HABLÉ DE NIÑOS.EN NINGÚN MOMENTO HABLÉ DE NIÑOS.EN NINGÚN MOMENTO HABLÉ DE NIÑOS.Dejen de hablar de niños, que suelen ser más razonables que nosotros. Estoy hablando de adultos con poder de decisión/acción.Un jingle pedorro como el de la sombrilla, por repetición y acostumbramiento, termina llegando a muchísima gente e integrando el acervo cultural de un grupo humano.Entonces, a la hora de actuar, en vez de evaluar los pasos que hemos de tomar, hacemos aquello que hemos aprendido (por repetición o por lo que fuera), aquello que yace en nuestra memoria.Somos una especie que imita, por eso no es raro que pibes de 24 años piensen así (y actúen en consecuencia).Concuerdo en lo de «trabajo fino y duradero». Efectivamente, recuerdo el clima político de ese entonces y lo comparo con la apatía política actual, y debo reconocer que han provocado un trauma generacional, transmitido a las nuevas generaciones: el debate de ideas es peligroso para la salud.Un abrazo.
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28 noviembre, 2007 at 4:27 AM
Hablando de los niños… porque hablamos de eso, ¿no? ¡Ah, ¿cómo que no?!Lo que dije allá fue «la mayoría de la gente (…) es peligrosamente estúpida, exageradamente egoísta y/o perversamente morbosa» y lo sostengo.Hablando de allá (y de los niños, claro) se extrañan tus comentarios; espero no haber ido a parar al lote de los Andreses, je.Mis saludos.
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28 noviembre, 2007 at 11:13 AM
Estimado Padre Tiempo, lamento haberlo ofuscado, no fue mi intención. Creo que me enganché en la temática de los comentarios en lugar de la del post.Para lo de la tele yo encontré una solución: hace 4 años corté el cable. En canal 7 no pasan cosas de este tipo.
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28 noviembre, 2007 at 12:59 PM
1+: visito regularmente tu blog; lo que me ocurre es que, después de leer el post, no se me ocurre qué poner. Me parece que es como arruinar el conjunto, o agregar algo innecesario. Lo mismo me pasa con Antes de la Lluvia.Y no debo ser el único: ambos blogs tienen entradas excelentes con poquísimos comentarios. Y poner «me encantó tu post, que bien escribís» me recuerda a los que llaman a las radios y dejan ese tipo de mensajes. Y me parece que no aporta nada.Saludos. Y gracias por la aclaración del post «morboso».
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28 noviembre, 2007 at 1:12 PM
dada: Vd. no me ofusca (y disculpe si he sido grosero).Fue una (mala) reacción ante el Síndrome del Teléfono Descompuesto: estábamos yéndonos para un rumbo no elegido por mí(no es que la educación de los niños sea un tema que no merezca pensarse, aunque sea dos minutos), pero yo me refería a otra cosa.Aún así, han tirado un par de puntas interesantes, que merecen mayor desarrollo.Por eso agradezco cuando ustedes comentan: necesito ver las cosas desde el punto de vista de otra persona, y que esa otra mirada me amplíe el panorama.Un abrazo.PD: Coincido con lo de Canal 7.
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30 noviembre, 2007 at 11:02 AM
Ups, perdón, para el lado de los niños me desvié yo, pero era sólo una deriva (la relación de los chicos con la violencia de la que hablás en el post da para mucho más que un comentario), aunque una deriva casi inevitable. No nacemos siendo adultos con poder de decisión/acción, nos convertimos, y el tipo de adulto que seamos tiene directa relación con quien fuimos. De hecho los sádicos torturadores del futuro son hoy chicos, pero somos los adultos los que imponemos el modelo. Tanta crueldad innecesaria y «entretenida» crea una suerte de callo, y ya nadie se conmueve por 500 mil muertos en un tsunami o cientos masacrados a diario en Irak. Besos.P.D.: la serie «24» es, por lo que decís y políticamente, la peor basura que he visto en mi vida, debería estar penada por alguna ley, al menos por la de apología del crimen, sin mencionar los Derechos Humanos, que son violados una y otra vez impunemente y dejando la sensación de que por suerte existen esos hijos de mil puta que nos mantienen a salvo. Sólo pensar en ella me altera, verla me da náuseas, y mucho temor.
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30 noviembre, 2007 at 12:38 PM
grismar: gracias por entenderme. Tal vez tendría que haber usado esa palabra, callo, que tan bien define nuestro estado social y emocional.¿Qué más puedo agregar a lo que has puesto?Y con lo de 24… Quis custodiet ipsos custodiet?Besos.
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